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Friday, November 17, 2006

"Hablemos de..."



Por qué hemos llegado a considerar la etapa de la adolescencia una etapa compleja y una de las épocas más difíciles en el transcurso de nuestras vidas. Según Ramón Florenzano Urzúa, en su libro “En el camino de la vida, estudios sobre el ciclo vital entre la adolescencia y la muerte”, describe a la adolescencia como un camino de cambios biológicos vividos por los jóvenes como una irrupción de elementos nuevos, irracionales, y extraños , en un mundo que hasta el momento era ordenado y previsible. Es cierto, nos encontramos bajo una tormentosa corriente de cambios tanto físicos y mentales, que emocionalmente pueden resultarnos mágicos y excitantes, como también confusos, tanto para los mismos jóvenes como para sus padres.

No es sorprendente que, debido a la velocidad de estos cambios, algunos adolescentes lleguen a estar tan preocupados por su apariencia que precisen ser tranquilizados, especialmente si ellos no crecen o maduran tan rápidamente como lo hacen sus amigos. Puede ser útil el recordar que cada adolescente se desarrolla a una velocidad diferente.

Es en este momento y etapa de la vida cuando comenzamos a aprender acerca del mundo que nos rodea, ávidos de sentir, conocer, probar y experimentar buscando “aquello que queremos” para poder encontrar el lugar que nos corresponde en este mundo. Las preguntas y cuestionamientos se vuelven insidiosos y desesperantes, se tratará de buscar las respuestas no necesariamente en los padres, sino que atenderemos el consejo de pares, amigos, y quizás de alguien un poco mayor, debido a que le adjudicaremos experiencia en “nuestros asuntos”, y no unos anticuados y fuera de época como nuestros padres, quienes a nuestro parecer y mente inmadura, nunca nos llegarán a entender, cuyo afán será aguar nuestros planes. Este nuevo juego de conocimientos y aprendizaje implica el intentar nuevas experiencias, algunas de las cuales pueden resultar arriesgadas e incluso bastante peligrosas; las advertencias de los padres volverán a ser completamente ignoradas, pero si viniesen de alguno de sus pares serán atendidas y aprehendidas sin dudar por ellos.

Es en el transcurso de sus constantes cuestionamientos y dudas que cuyos cambios físicos y emocionales irán evolucionando a la par; para los adolescentes más tímidos será una etapa angustiosa, negándose a realizar preguntas acerca de su despertar sexual ni nada al respecto; en el otro extremo, las preocupaciones pueden ponerse de manifiesto en forma de presunción excesiva tanto sobre su capacidad sexual como sobre sus experiencias.

Este desarrollo temprano del descubrimiento sexual no va aparejado de una maduración psicológica importante en lo que a la sexualidad se refiere, por lo que no existen los conocimientos suficientes para asumir una sexualidad responsable que les produzca la satisfacción que para el ser humano debe representar estas prácticas, sin estar expuesto a eventos tan desagradables como embarazos no deseados o no planificados, contagios con enfermedades venéreas que pueden ser invalidantes para el resto de la vida y que ya no en extrañas oportunidades pueden causar la muerte (Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología). La primera relación sexual cada vez ocurre en estadios de la vida más tempranos, lo cual se asocia a un mayor riesgo de embarazos y de contraer enfermedades de transmisión sexual invalidantes, en no pocas ocasiones para la futura vida sexual y reproductiva del adolescente y que pueden llevar hasta la muerte como en el caso del SIDA. En una muestra de estudio, el mayor porcentaje de los adolescente (46,9% de las mujeres y el 26,9% de los varones) comenzaron sus relaciones sexuales antes de los 15 años de edad y sólo el 25,8% de las mujeres y el 21,5% de los hombres comenzó después de los 17 años de edad. Esto tiene mayor impacto si sabemos que en no pocas oportunidades los adolescentes plantean que no se sienten preparados para esta nueva experiencia, así como la asociación a otros factores de riesgo en el periodo de la adolescencia como son la ingestión de alcohol, consumo de drogas ilícitas o el abuso sexual.

El hecho de comenzar las relaciones sexuales tan tempranamente en la vida de estos adolescentes tiene una importancia vital en la vida de estos, pero no tendría realmente una implicación vital si los adolescentes asistieran a esta primera experiencia protegidos, ya que la repercusión que este hecho acarrea lo hace a través de las complicaciones que esta omisión les conlleva (embarazo no deseado y mucho menos planificado, enfermedades de transmisión sexual invalidantes por la enfermedad o sus complicaciones). Esto es analizando el aspecto meramente biológico; ahora bien, si vemos las implicaciones sociales nos enfrentamos a problemas serios en el seno familiar con los padres y demás familiares, en la escuela, la ruptura de sueños, planes futuro para la vida que en no pocos casos pueden acabar en resultados nefastos como son el suicidio, la drogadicción o el alcoholismo.

Hace no muy poco, mientras esperaba mi hora de atención en una consulta, hojeaba una revista de esas que salen los fines de semana en los diarios, y tome apuntes sobre una encuesta, que revelaba datos como que sólo el 35,8% de los adolescentes encuestados utilizó algún tipo de método anticonceptivo para protegerse en su primera relación sexual siendo el método más utilizado el condón con 27,3% de usuarios (27,1% en el sexo femenino y 27,6% en el sexo masculino), posteriormente los métodos de coito interrupto, método de ritmo y las pastillas anticonceptivos fueron utilizados pero de forma menos significativa. Afortunadamente para su salud reproductiva, a pesar de que la protección en esta primera relación sexual fue pobre, el mayor porcentaje utilizó el método más eficaz para su protección y esto hace que nos formulemos preguntas importantes como: ¿saben realmente los adolescentes qué métodos anticonceptivos usar para sus relaciones sexuales?, ¿tienen acceso a estos métodos anticonceptivos?, ¿tienen confianza para ventilar estos problemas con sus padres o su médico?. Pensamos que en las respuestas a estas y otras interrogantes pudieran estar la solución a la problemática de las relaciones sexuales de los adolescentes, lo que corresponde a un problema que nos atañe directamente ya sea padres o simplemente como promotores de salud en nuestra sociedad.

La ignorancia muchas veces es la madre de todos los males, y sin darnos cuenta, cada día nuestras actitudes un tanto pacatas ante estos temas considerados tabúes seguirán agrandando la brecha para la concientización de nuestra responsabilidad en el acto de abrir las puertas a los jóvenes para la precaución e información hacia experiencias, que hoy, más temprano que tarde están comenzando a vivir.
Tanya Vásquez Duque.

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