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Saturday, November 18, 2006

"El Divorcio para los Niños"


Los padres que se están divorciando se preocupan a menudo acerca del efecto que el divorcio tendrá en sus hijos. Los padres se preocupan principalmente por sus propios problemas, pero a la vez están conscientes de que son las personas más importantes en la vida de sus hijos.

Los padres se pueden sentir o desconsolados o contentos por su divorcio, pero invariablemente los niños se sienten asustados y confundidos por la amenaza a su seguridad personal. Algunos padres se sienten tan heridos y abrumados por el divorcio que buscan la ayuda y el consuelo de sus hijos. Es aquí donde se puede apreciar una de las principales disfunciones en el divorcio, me refiero a la comúnmente denominada “parentalización”, en la cual uno de los hijos asume el rol del padre ausente, en algunos casos el padre que vive con el hijo llega a tomarlo como un ente paralelo, en la toma de decisiones, en este caso el hijo pierde el desarrollo psicológico y cognitivo normal, y comienza a adelantarse en sus etapas y procesos acordes a su edad.

Los niños pueden creer que son la causa del conflicto entre sus padres. Muchos niños tratan de hacerse responsables de reconciliar a sus padres y muchas veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. La pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al divorcio puede hacerlos vulnerables a enfermedades físicas y mentales, tales como la depresión infantil, la cual es muy común en estos casos, ya que el niño al sentirse culpable, o darse cuenta que sus padres jamás volverán a estar juntos, se frustra y al no tener con quien compartir este sentimiento cae en el retraimiento y comienza a desarrollar esta enfermedad.

Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistentes en sus hijos. Estas señales pueden incluir la falta de interés en la escuela, por los amigos o aún al entretenerse. Otros indicios son el dormir muy poco o demasiado y el ser rebeldes y argumentativos con los familiares.

Los niños han de saber que su mamá y su papá seguirán siendo sus padres aún si el matrimonio se termina y los padres no viven juntos. Las disputas prolongadas acerca de la custodia de los hijos o el presionar a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá les pueden hacer mucho daño a los hijos y puede acrecentar el daño que les hace el divorcio.

La continuación de la obligación de los padres por el bienestar de los hijos es vital, ya que aunque estos se separen deben estar consientes que siempre deben mantener la coordinación, para la buena crianza de sus hijos, porque los niños siempre necesitan de la presencia de ambas figuras paternas para su buen desarrollo biopsicosocial.

"Carolina Loaiza Clark"

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