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Saturday, November 18, 2006

"Enfoque Psicológico de la Adolescencia"



La adolescencia, desde el punto de vista psicológico, es un período de experimentación, de tanteos y errores. El comportamiento está caracterizado por la inestabilidad en los objetivos, conceptos e ideales derivados de la búsqueda de una entidad propia. Es una época en la que los estados afectivos se suceden con rapidez y pueden encontrarse disociados de cualquier causa aparente, aspecto que desorienta enormemente a los adultos.

Existe también una fuerte tendencia a la melancolía. Suelen ser proclives a extender las consecuencias de un fracaso a todos los planos de la actividad, tendiendo al fatalismo y la obsesión ante pequeños problemas físicos pasajeros como el acné, la obesidad, anomalías en el crecimiento, etc. En muchos casos llevan un "Diario íntimo" que no es más que una conversación consigo mismo al no poder dialogar con alguien. El movimiento hacia los demás y la creación de pandillas es una expresión del deseo de darse a conocer o hacerse reconocer, del deseo de aprobación y de comprensión que son esenciales en este período.

Comienzan los primeros flirteos con los que descubren los juegos de seducción y los sentimientos amorosos con motivo de las relaciones interpersonales con compañeros del sexo opuesto. Progresivamente las experiencias sexuales directas van sustituyendo al flirteo, como consecuencia de las transformaciones de la mentalidad social general y el desarrollo de los métodos anticonceptivos.

La adopción de todas las formas de rebelión es otro de los aspectos destacados que caracterizan el comportamiento en esta etapa. Primeramente enjuician y acusan a su familia, actitud necesaria para la construcción personal de los valores que le permitan emanciparse; los padres captan perfectamente este movimiento y, por regla general, se resisten. La rebelión contra la sociedad se plasma en el clásico anticonformismo despreciando o desaprobando cualquier ley, disciplina o convención, provocando su adhesión a las corrientes extremistas. En su rebelión contra el universo enjuician el sentido de su propia existencia, de la vida misma y el significado de todo el universo. Por contra, la necesidad de recrear valores desemboca en personalidades ricas y fecundas, en una inspiración auténtica y en realizaciones de calidad, verdaderas renovaciones de las formas habituales de sentir, pensar y expresarse.

La adolescencia es una etapa especialmente temida por los padres, y menos conflictiva de lo suele pensarse para los hijos, si no mediara la ineptitud de los mayores, incapaces de recordar. Es la etapa en la que se produce el proceso de identificación, es decir, la persona toma conciencia de su individualidad y de su diferencia respecto a los demás. Tras la atribución de conflictividad se esconde la incapacidad para entender, desde la óptica adulta, lo que sucede en la mente del adolescente.

Los padres dejan de ser unos personajes ideales y el adolescente comienza a encontrarles cada vez más defectos, hecho que muchos padres confunden con un rechazo del hijo hacia ellos, e incluso verbalizan que su hijo ya no les quiere, cuando en realidad no es más que la consecuencia de la superación de la infancia (dependencia); simplemente ahora los necesita menos. El mayor peligro del conflicto generacional no es que padres e hijos no se entiendan, sino que no se relacionen.

Carolina Milla.

"El Divorcio para los Niños"


Los padres que se están divorciando se preocupan a menudo acerca del efecto que el divorcio tendrá en sus hijos. Los padres se preocupan principalmente por sus propios problemas, pero a la vez están conscientes de que son las personas más importantes en la vida de sus hijos.

Los padres se pueden sentir o desconsolados o contentos por su divorcio, pero invariablemente los niños se sienten asustados y confundidos por la amenaza a su seguridad personal. Algunos padres se sienten tan heridos y abrumados por el divorcio que buscan la ayuda y el consuelo de sus hijos. Es aquí donde se puede apreciar una de las principales disfunciones en el divorcio, me refiero a la comúnmente denominada “parentalización”, en la cual uno de los hijos asume el rol del padre ausente, en algunos casos el padre que vive con el hijo llega a tomarlo como un ente paralelo, en la toma de decisiones, en este caso el hijo pierde el desarrollo psicológico y cognitivo normal, y comienza a adelantarse en sus etapas y procesos acordes a su edad.

Los niños pueden creer que son la causa del conflicto entre sus padres. Muchos niños tratan de hacerse responsables de reconciliar a sus padres y muchas veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. La pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al divorcio puede hacerlos vulnerables a enfermedades físicas y mentales, tales como la depresión infantil, la cual es muy común en estos casos, ya que el niño al sentirse culpable, o darse cuenta que sus padres jamás volverán a estar juntos, se frustra y al no tener con quien compartir este sentimiento cae en el retraimiento y comienza a desarrollar esta enfermedad.

Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistentes en sus hijos. Estas señales pueden incluir la falta de interés en la escuela, por los amigos o aún al entretenerse. Otros indicios son el dormir muy poco o demasiado y el ser rebeldes y argumentativos con los familiares.

Los niños han de saber que su mamá y su papá seguirán siendo sus padres aún si el matrimonio se termina y los padres no viven juntos. Las disputas prolongadas acerca de la custodia de los hijos o el presionar a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá les pueden hacer mucho daño a los hijos y puede acrecentar el daño que les hace el divorcio.

La continuación de la obligación de los padres por el bienestar de los hijos es vital, ya que aunque estos se separen deben estar consientes que siempre deben mantener la coordinación, para la buena crianza de sus hijos, porque los niños siempre necesitan de la presencia de ambas figuras paternas para su buen desarrollo biopsicosocial.

"Carolina Loaiza Clark"

Friday, November 17, 2006

"Hablemos de..."



Por qué hemos llegado a considerar la etapa de la adolescencia una etapa compleja y una de las épocas más difíciles en el transcurso de nuestras vidas. Según Ramón Florenzano Urzúa, en su libro “En el camino de la vida, estudios sobre el ciclo vital entre la adolescencia y la muerte”, describe a la adolescencia como un camino de cambios biológicos vividos por los jóvenes como una irrupción de elementos nuevos, irracionales, y extraños , en un mundo que hasta el momento era ordenado y previsible. Es cierto, nos encontramos bajo una tormentosa corriente de cambios tanto físicos y mentales, que emocionalmente pueden resultarnos mágicos y excitantes, como también confusos, tanto para los mismos jóvenes como para sus padres.

No es sorprendente que, debido a la velocidad de estos cambios, algunos adolescentes lleguen a estar tan preocupados por su apariencia que precisen ser tranquilizados, especialmente si ellos no crecen o maduran tan rápidamente como lo hacen sus amigos. Puede ser útil el recordar que cada adolescente se desarrolla a una velocidad diferente.

Es en este momento y etapa de la vida cuando comenzamos a aprender acerca del mundo que nos rodea, ávidos de sentir, conocer, probar y experimentar buscando “aquello que queremos” para poder encontrar el lugar que nos corresponde en este mundo. Las preguntas y cuestionamientos se vuelven insidiosos y desesperantes, se tratará de buscar las respuestas no necesariamente en los padres, sino que atenderemos el consejo de pares, amigos, y quizás de alguien un poco mayor, debido a que le adjudicaremos experiencia en “nuestros asuntos”, y no unos anticuados y fuera de época como nuestros padres, quienes a nuestro parecer y mente inmadura, nunca nos llegarán a entender, cuyo afán será aguar nuestros planes. Este nuevo juego de conocimientos y aprendizaje implica el intentar nuevas experiencias, algunas de las cuales pueden resultar arriesgadas e incluso bastante peligrosas; las advertencias de los padres volverán a ser completamente ignoradas, pero si viniesen de alguno de sus pares serán atendidas y aprehendidas sin dudar por ellos.

Es en el transcurso de sus constantes cuestionamientos y dudas que cuyos cambios físicos y emocionales irán evolucionando a la par; para los adolescentes más tímidos será una etapa angustiosa, negándose a realizar preguntas acerca de su despertar sexual ni nada al respecto; en el otro extremo, las preocupaciones pueden ponerse de manifiesto en forma de presunción excesiva tanto sobre su capacidad sexual como sobre sus experiencias.

Este desarrollo temprano del descubrimiento sexual no va aparejado de una maduración psicológica importante en lo que a la sexualidad se refiere, por lo que no existen los conocimientos suficientes para asumir una sexualidad responsable que les produzca la satisfacción que para el ser humano debe representar estas prácticas, sin estar expuesto a eventos tan desagradables como embarazos no deseados o no planificados, contagios con enfermedades venéreas que pueden ser invalidantes para el resto de la vida y que ya no en extrañas oportunidades pueden causar la muerte (Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología). La primera relación sexual cada vez ocurre en estadios de la vida más tempranos, lo cual se asocia a un mayor riesgo de embarazos y de contraer enfermedades de transmisión sexual invalidantes, en no pocas ocasiones para la futura vida sexual y reproductiva del adolescente y que pueden llevar hasta la muerte como en el caso del SIDA. En una muestra de estudio, el mayor porcentaje de los adolescente (46,9% de las mujeres y el 26,9% de los varones) comenzaron sus relaciones sexuales antes de los 15 años de edad y sólo el 25,8% de las mujeres y el 21,5% de los hombres comenzó después de los 17 años de edad. Esto tiene mayor impacto si sabemos que en no pocas oportunidades los adolescentes plantean que no se sienten preparados para esta nueva experiencia, así como la asociación a otros factores de riesgo en el periodo de la adolescencia como son la ingestión de alcohol, consumo de drogas ilícitas o el abuso sexual.

El hecho de comenzar las relaciones sexuales tan tempranamente en la vida de estos adolescentes tiene una importancia vital en la vida de estos, pero no tendría realmente una implicación vital si los adolescentes asistieran a esta primera experiencia protegidos, ya que la repercusión que este hecho acarrea lo hace a través de las complicaciones que esta omisión les conlleva (embarazo no deseado y mucho menos planificado, enfermedades de transmisión sexual invalidantes por la enfermedad o sus complicaciones). Esto es analizando el aspecto meramente biológico; ahora bien, si vemos las implicaciones sociales nos enfrentamos a problemas serios en el seno familiar con los padres y demás familiares, en la escuela, la ruptura de sueños, planes futuro para la vida que en no pocos casos pueden acabar en resultados nefastos como son el suicidio, la drogadicción o el alcoholismo.

Hace no muy poco, mientras esperaba mi hora de atención en una consulta, hojeaba una revista de esas que salen los fines de semana en los diarios, y tome apuntes sobre una encuesta, que revelaba datos como que sólo el 35,8% de los adolescentes encuestados utilizó algún tipo de método anticonceptivo para protegerse en su primera relación sexual siendo el método más utilizado el condón con 27,3% de usuarios (27,1% en el sexo femenino y 27,6% en el sexo masculino), posteriormente los métodos de coito interrupto, método de ritmo y las pastillas anticonceptivos fueron utilizados pero de forma menos significativa. Afortunadamente para su salud reproductiva, a pesar de que la protección en esta primera relación sexual fue pobre, el mayor porcentaje utilizó el método más eficaz para su protección y esto hace que nos formulemos preguntas importantes como: ¿saben realmente los adolescentes qué métodos anticonceptivos usar para sus relaciones sexuales?, ¿tienen acceso a estos métodos anticonceptivos?, ¿tienen confianza para ventilar estos problemas con sus padres o su médico?. Pensamos que en las respuestas a estas y otras interrogantes pudieran estar la solución a la problemática de las relaciones sexuales de los adolescentes, lo que corresponde a un problema que nos atañe directamente ya sea padres o simplemente como promotores de salud en nuestra sociedad.

La ignorancia muchas veces es la madre de todos los males, y sin darnos cuenta, cada día nuestras actitudes un tanto pacatas ante estos temas considerados tabúes seguirán agrandando la brecha para la concientización de nuestra responsabilidad en el acto de abrir las puertas a los jóvenes para la precaución e información hacia experiencias, que hoy, más temprano que tarde están comenzando a vivir.
Tanya Vásquez Duque.

Friday, November 10, 2006

" La Adecuada Educación de las Emociones "


Quisimos publicar nuestro ensayo, debido a la buena recepción que tuvo en nuestra clase. Esperamos que sea de su agrado el poder leerlo esta vez.

Las emociones son consideradas la base de la inteligencia, ya que si somos capaces de canalizarlas podremos adecuarnos al entorno, medio y contexto en el que estamos insertos, seremos capaces de sobrevivir en este, además de poder relacionarnos de manera correcta con las personas que nos rodean, sentando los cimientos de nuestra inteligencia emocional.

Desde el momento en que nacemos, ya vienen con nosotros las conocidas emociones primitivas, consideradas nuestras primeras formas de manifestación y comunicación con nuestro entorno más próximo; es el caso del “llanto”, reflejo que está a la base de nuestro encéfalo, el cual cumple la función de apelar hacia la madre principalmente demandas de amor, cariño, acercamiento, alimentación, atención, dolor, etc., llegando a considerarse una de las primeras formas de lenguaje que tiene el niño con sus padres o cuidadores.

A la par del desarrollo emocional del niño, vienen consigo nuevos cambios estructurales que permiten la evolución de otras áreas del sistema nervioso, tal como lo es el lóbulo frontal, el cual tiene estrecha y directa relación con el desarrollo de nuestras emociones sofisticadas, vinculándose por medio de conexiones o redes neuronales con el sistema límbico, volviendo conscientes nuestras emociones y formas de expresión. Se hace totalmente evidente la presencia de un cambio estructural cuando apreciamos conductas aprendidas por el niño, por ejemplo, el que el niño sea capaz de demostrar su enojo ante situaciones que para él ya son desagradables o poco beneficiosas, es decir, tiene capacidad de discernir frente a diversas situaciones, o también, el paso de la risa como comportamiento reflejo, a la considerada sonrisa, conducta más sofisticada. Cabe mencionar, que el papel que cumplen los padres en estos primeros años, es de suma importancia, ya que de acuerdo a la calidad de estimulación que se le entregue al menor, dependerá su futuro desarrollo emocional y cognitivo. Es muy distinto el reaccionar de una madre que a media noche se levanta para atender el llanto de su bebé de manera tensa y alterada, dando gritos, malas palabras y manipulación violenta, haciendo que esta conducta a largo plazo, es decir, que la conducta de la madre vuelva a reiterarse, hará que el bebe comprenda que esa es la forma de respuesta antes sus demandas, y la volverá una conducta propia. A diferencia de una madre que se presenta preocupada y ansiosa de entender y atender lo que el bebé intenta comunicar por medio de ese llanto; ella querrá abrazar, acariciar, proteger, dar alimentación y responder activamente al comportamiento de su hijo; éste, como en el primer caso, hará suya esta conducta, la cual es la adecuada de presentar en esta situación particular, y los efectos a futuro para su desarrollo emocional y cognitivo, serán plenos y óptimos.

Una herramienta para intentar saldar los vacíos o grietas que en muchos casos deja una deprimente y débil interacción y estimulación entre padres y niños, es la denominada “intervención temprana”, que intenta entregar una educación adecuada y establecer una reciprocidad en los primeros años, considerados la base y cimientos fundamentales para el desarrollo emocional, y a su vez, cognitivo y psicosocial del menor. Esta intervención temprana se basa en seis mecanismos básicos para el desarrollo óptimo, los cuales son : 1)incentivo para la exploración, 2)instrucción en habilidades cognitivas y sociales básicas tales como rotular, ordenar, clasificar y comparar; 3) celebración y refuerzo de nuevos logros; 4) orientación para la práctica y expansión de nuevas habilidades; 5) protección contra el castigo inadecuado o las bromas o desaprobaciones de los errores o consecuencia involuntarias a explorar e intentar nuevas aptitudes y, 6) estimulación del lenguaje y otras formas de comunicación simbólica y emocional. De no estar presentes estos factores en el hogar (entorno principal del infante), la intervención temprana se encargará de suministrar servicios terapéuticos y educativos a las familias que requieren ayuda para satisfacer las necesidades del desarrollo de los niños pequeños. Todas estas intervenciones, tienen consecuencias positivas demostradas por estudios controlados, donde los beneficios son especialmente notorios en situaciones de más alto riesgo, como familias pobres y con bajo nivel educacional.

Otro ejemplo, en donde la educación emocional ha demostrado tener un gran nivel de beneficios, es el caso del centro de aprendizaje”Nueva”, donde a las clases comúnmente conocidas, se incorporó la clase “Ciencias del Yo”, que se basa en el que los niños seas capaz de sentir y verbalizar el estado emocional en el que se encuentran; por ejemplo, el método de pasar lista, no corresponde al que habitualmente conocemos; aquí, los niños deben responder a la profesora, no con un “presente”, sino con una escala numérica , en la cual el número 1 representa un estado de decaimiento, y el número 10, energía, entregando a su vez, a sus pares y profesora, una pequeña explicación del estado emocional en el que se encuentran.

El contenido utilizado en este tipo de educación, son los sentimiento y emociones propias y los que aparecen en el transcurso de la relación con los demás, concentrándose en la estructura emocional del niño y en la utilización de traumas y tensiones de la vida de ellos como tema del día. Se habla de asuntos reales como heridas, el sentirse desplazado, la envidia, los desacuerdos que pueden llegar a mayores, rabia, odio, injusticias, desigualad, etc., considerados los problemas más frecuentes en la infancia.

De esta manera queremos dar a entender que una buena educación temprana, es decir, en la infancia de los menores, permitirá y será plenamente beneficiosa para una futura utilización correcta de las capacidades emocionales de los menores, siendo consientes de todos y cada uno de sus estados anímicos, reconociendo lo que la emoción les provoca, y no siendo presos de la reacción tanto corporal y psicológica que esta trae consigo, lo que claramente, repercute en su desarrollo biopsicosical.

Citando a Goleman, es éste el modelo de educación progresiva que se debiese utilizar e implantar a nivel macro en nuestros establecimientos educacionales, lo que provocaría un cambio sustancial en la nuevas generaciones; manifestándose en la disminución de las tasas de delincuencia, drogadicción, violencia, embarazo juvenil, depresión infantil , fracaso escolar, y tantas otras conductas que son propias de niños que no recibieron la estimulación y educación necesaria en sus primeros años para un desarrollo tanto a nivel emocional y cognitivo , que los llevasen a formar conductas adecuadas para el desarrollo dentro de la sociedad, y con esto, cooperar al fin de la discriminación de ellos mismos, y la construcción de un equilibrio a nivel micro (familia) y macro social.